Tesoros conquenses en museos del mundo
Centros como el Louvre francés, el Museo Arqueológico Nacional o la Tate Gallery albergan piezas del patrimonio conquense
J.J. DOMÍNGUEZ / CUENCA (la Tribuna de Cuenca)
El
traslado de los frisos y otras reliquias del templo del Partenón de la
Acrópolis de Atenas a un nuevo museo ha recuperado la reivindicación
griega de que vuelven a sus país las obras de arte que ahora se
custodian y exhiben en el British Museum de Londres. Una polémica que
recuerda al contencioso de las parroquias de la franja en Huesca para
que vuelvan a su lugar de origen las obras de arte que están en Lérida o
la campaña que inciaron los ilicitanos para que la Dama de Elche
volviera a su ciudad. Varios colectivos en el País Vasco reclaman
cíclicamente que el Guernika que pintó Picasso, ahora en el Reina Sofía,
se exponga en su comunidad.
Y es que la lista de tesoros
históricos y artísticos que se encuentran lejos del lugar para el que
nacieron o en el que un día estuvieron es contundentemente prolija.
Cuenca tampoco no es una excepción y hay un buen número de piezas y
documentos relacionados con la ciudad y la provincia regados por
colecciones, archivos y museos de todo el mundo.
hispanic
society. Presencia conquense, por ejemplo, en la Hispanic Society de
Nueva York, en Estados Unidos. Este centro- que nació en 1904 para el
estudio de la cultura española, portuguesa y latinoamericana- cuenta
como una de las piezas más notables de su colección una custodia
procesional del siglo XVI, obra del orfebre conquense Cristóbal
Becerril, que en su origen estuvo en Alarcón.
De esta familia de orfebres conquenses también se custodian piezas en el Museo Arqueológico o el Municipal de Madrid.
En
el centro neoyorquino también se encuentra una colección de cuatro
decenas de imágenes de la ciudad de Cuenca, las Hoces y la Ciudad
Encantada captadas a principios del siglo XX por cuatro prestigiosos
fotógrafos estadounidenses como Arthur Byne, Georgiana Goddard King y
Otto Wunderlich. Estas imágenes fueron el argumento de una exposición en
la capital conquense en abril de este año.
En dos importantes
museos de arte contemporáneo de la misma ciudad, el Brooklyn y The Chase
Manhattan, cuelgan obras del creador Gustavo Torner, natural de Cuenca.
Precisamente
la generación abstracta vinculada a Cuenca concentra un elevado
porcentaje de la presencia conquense en los museos externos a los
límites provinciales. Pinturas y esculturas de Torner, Saura o Zóbel
llevan el nombre de la ciudad por lugares como el Centro de Arte Reina
Sofía de Madrid, el Patio Herreriano de Valladolid, la Tate Gallery y
Institute for Contemporary Art de Londres, Centre Georges Pompidou de
Paris o el Guggenheim de Nueva York, entre otros muchos.
La
colección ‘La Muerte y la Nada’ de Antonio Saura que se encuentraba en
Ciudad Real ya se ha trasladado a la fundación de la Casa Zavala para la
que fue adquirida en un primer momento por la Junta en una subasta en
Londres.
Como nota curiosa, la composición ‘Cuenca’ de Francisco Bores ocupa un lugar destacado en las selectas salas del Reina Sofía.
A
unos siglos antes, en concreto al XI, corresponde un cofre de plateado
que se elaboró en Cuenca y que forma parte de la colección del célebre
Louvre francés. La pieza llegó al museo parisino en 1885 a través de una
donación del barón Charles Davillier y se expone en el departamento de
artes del Islam. Su autoría corresponde a los artistas del márfil que se
refugiaron en la Kunka musulmana procedenetes del Califato de Córdoba.
Otro
famoso en museo característico por su cosmopolitismo, el British
Museum, también cuenta entre sus fondos con piezas que evocan la
geografía conquense. Como un mapa que recoge las primeras imprentas que
se crearon en la península y en la que la de Huete figura como una de
las pioneras en Castilla La Nueva. El centro londinense cuenta con
fondos numismáticos acuñados por Alfonso VIII y varios grabados de la
ciudad de los primeros años del siglo XX.
arqueología.
Presencia conquense, por ejemplo, Más cerca, en Madrid, el Museo
Arqueológico Nacional, probablemente sea el espacio de fuera de Cuenca
con más piezas procedentes de la provincia. Sin ánimo de exhaustividad
en su colección se encuentran vidrios procedentes de Uclés, piezas de
arte musulmán conquense o restos de la Edad de Bronce encontrados en
Alarcón que fueron adquiridos poco después de la postguerra civil
española. También de los más importantes yacimientos conquenses.
La
Real Academia de Historia, también con sede en la capital de España,
alberga entre sus fondos una colección numismática y una tesela
celtibérica de Villas Viejas así como una lápida procedente de la
iglesia de San Francisco en Huete.
La colección de paleobotánica
del Museo de Ciencias Naturales de Madrid tiene varias plantas
carboníferas encontradas en territorio conquense.
Dentro de esa
disciplina, actualmente hay piezas del yacimoento de Las Hoyas, con
importantes restos de dinosaurios, en el Museo del Jurásico de Asturias,
el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, la Universidad de
Alicante, el Museo de las Tortugas de Salamanca o en el parque temático
Dinópolis, en Teruel. Todos los fondos han sido cedidos por el Museo de
las Ciencias de Cuenca.
De alfombras también podemos presumir los
conquenses. Los telares de Cuenca fueron famosos por la calidad de sus
productos y de ello da cuenta el hecho de que el Museo Nacional de Artes
Decorativas, en Madrid, ofrezca como uno de sus máximos atractivos una
colección de alfombras de nuestra ciudad pertenecientes a los siglos XV y
XVI. También hay una muestra importante en el Textil Museum de
Washington. El museo municipal de la murciana Jumilla alberga también
objetos decorativos con denominación de origen conquense.
El
pintor Juan Bautista Martínez Del Mazo, discípulo conquense, pone la
nota conquense en elrecientemente ampliado Museo del Prado con lienzos
como el retrato Príncipe Baltasar Carlos.
Cuadros, custodias,
restos arqueológicos...una parte del patrimonio conquense que queda
lejos de una tierra que aspira a ser Capital Europea de la Cultura. Otra
gran parte, sobre todo patrimonio religioso perdido tras las
desamortizaciones o la Guerra Civil, permanece en colecciones privadas.
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